En el primer viernes de Cuaresma, viernes de vigilia, el Evangelio nos habla del ayuno. Jesús propone, el verdadero ayuno a través de la conexión directa con nuestro interior. Tal como lo refleja el silencio, un espacio para conectar consigo mismo y nuestro prójimo.
¿Cuántas veces hemos querido encontrar el silencio? ¿Cuántas veces hemos estado tranquilos, serenos y en paz?¿Cuántas veces hemos conectado con nuestro interior y los demás? ¿Cuántas veces…?
¡El silencio de la escucha atenta!
“Un silencio en el que no se oye ni el vuelo de una mosca, aunque la
haya. Y esa escucha atenta más perfecta es la que se produce… del
amor, la empatía y la compasión hacia la otra persona que comparte
algo con nosotros. Una escucha que anula cualquier ruido que suponga una interferencia. Y sólo deja paso a los sonidos y los gestos cargados de sentido.
Sí, todos estuvieron de acuerdo, ese era el silencio más perfecto.”,
Estrella Ortíz
Busca un momento de oración personal para meditar o contemplar la Palabra de Dios en la guía del primer viernes cuaresmal:
