Lic. Manuel Fuentes / Coordinador Académico FCEE, Administración de Empresas
El mundo se enfrenta a cambios y retos que motivan a migrar hacia nuevas formas de pensar y actuar haciendo evidente cada vez más la necesidad de proponer soluciones que se acomoden a estos cambios y a la búsqueda del bienestar común. Las ideas cambiantes de muchos expertos en innovación se centran más ahora al campo de los servicios, pasando de eras de industrialización a la creación y búsqueda de espacios en donde la co-creación ha cobrado protagonismo, invitando a la participación del usuario mismo en la creación de soluciones donde el principal motor son los cambios sociales, económicos y ambientales que están transformando al mundo.
La Universidad Rafael Landívar -URL- se caracteriza por tener una visión vanguardista que da cara al mundo educando egresados por y para Guatemala. Este motor, junto con el perfil que caracteriza a las nuevas generaciones que esta educa, son una fuente inagotable de inspiración y esperanza, pero que, bajo algunos pilares importantes pueden compenetrarse para lograr resultados sólidos y que abran camino a nuevos horizontes para el país desde la educación, innovación y consciencia de la realidad:
- Identificación de talento para innovar creando redes interinstitucionales: en este contexto, resulta pertinente la unión de esfuerzos entre varios actores que tienen poder de toma de decisiones, correspondencia, responsabilidad social y muy importante, deseo de cumplir con la misión que nuestras universidades jesuitas comparten: servir a la fe y promover la justicia con una opción preferencial por los más vulnerables, por supuesto, vista desde la academia y sus funciones sustantivas.
En este espacio se reflexiona, en primera instancia, sobre el protagonismo de las personas, porque son el motor que desprende creatividad. Aunque se ha mantenido el mito de que una persona creativa es necesariamente innovadora, no siempre es de esta forma; la creatividad es un impulso individual que desprende diferentes caminos que quizás antes no se han recorrido, pero la innovación va más allá: Da pasos a la materialización de las ideas, pero desde un ímpetu grupal, más que individual, en similitud con la naturaleza de la responsabilidad social. De ahí radica la importancia de identificar e inspirar a los actores principales con la visión de crear redes que promuevan proyectos sostenibles. La materialización de la responsabilidad social no radica en unos cuantos actores, es cuestión de todos y para todos, obligando a poner la vista más allá de la institución, focalizando fuentes de recursos para lograr objetivos que busquen grandes alcances.
- Estructuras de innovación como apoyo al diseño curricular: La actualización de las mallas curriculares es una labor imperante ya que debe estar en concordancia con las competencias que todo profesional debe adquirir para incrementar sus oportunidades laborales ante la evolución de los sectores sociales, públicos y privados; donde la innovación tiene un papel fundamental para mejorar la educación y la capacitación de las personas para hacer frente a los retos que estos presentan.
La Asociación de Universidades Jesuitas de Latinoamérica -AUSJAL- (2009) presenta una serie de impactos, entre ellos el educativo, que procura la gestión socialmente responsable de la formación académica y pedagógica pero que también invita a la integración de la Responsabilidad Social Universitaria -RSU- en el currículum de cada carrera ofrecida por la institución educativa.
El camino es claro: Se debe promover una estructura de innovación que permita la adecuación de metodologías que favorezcan el enfoque socialmente responsable desde los contenidos de los cursos que se diseñan, pero también la identificación de competencias que un egresado debe formar para saber responder ante necesidades sociales concretas. Es importante reflexionar sobre la convergencia entre objetivos académicos, sociales y de servicio en cada uno de los proyectos a desarrollar y que están o deberían estar inmersos como parte de la malla curricular y de la experiencia vivencial de los y las estudiantes, no vistos de forma aislada, sino integradora, que conduzcan a fomentar la interacción entre grupos multidisciplinares desde la cooperación, toma de decisiones y solución de conflictos abordados desde diferentes aristas contribuyendo a alcanzar competencias disciplinares sólidas.
- Motivación a una cultura de innovación como resultado del acercamiento a la realidad: La identificación de necesidades que puedan abordarse desde proyectos enfocados en el aprendizaje – servicio es uno de los retos más grandes, pero a la vez más importantes. Desde la academia, las experiencias vivenciales han ido adaptándose para ofrecer egresados competentes, pero más allá se busca que sean conscientes y comprometidos desde su ámbito de desarrollo, coherentes en su forma de proceder personal y ejercer profesional.
Han sido 60 años de educar profesionales y transformación enfocada en el desarrollo de investigación y realización de acciones encausadas en la incidencia ante la sociedad; esfuerzos que han realizado todas las personas que se han sentido atraídas por la misión y responsabilidad que conlleva el mejorar desde lo personal, al país. Como menciona Kliksberg (2011) “la formación de los futuros graduados debe hacerse desde esa perspectiva, privilegiando su compromiso de servicio al país y al mundo.” Es prudente mencionar que el propio Departamento de Responsabilidad Social Universitaria fue ideado y materializado por los propios estudiantes hace tiempo atrás, motivados por un cambio y desarrollo integral.
La cultura de innovación se ve reflejada en la actitud, valores y las experiencias e historias que cada persona vive. Estas experiencias sumadas y compartidas vuelven una cultura robusta de innovación; basta con imaginar espacios estratégicos en donde los y las estudiantes puedan expresar sus ideas, madurarlas y llegar a materializarlas desde la consciencia y compromiso con el desarrollo y bienestar común, lo que repercutirá en obtener aprendizajes que los haga llegar a ser coherentes y consecuentes en su calidad de formación profesional.
El camino para recorrer es largo, pero con visión, estrategia y actitud se pueden complementar estos tres pilares para que la innovación tome el papel importante que le corresponde desde el repensar y reaprender en la formación de profesionales, visualizando más allá de un proyecto: entrega desde la vivencia de la profesión.
“El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras.” – San Ignacio de Loyola