Durante 4 años, después de la Asamblea de Bilbao en 2018, el P. General indica que hemos sido testigos de profundas transformaciones en la humanidad, tratándola de describir como “cambio de época” o “era del conocimiento”, por la profundidad de los cambios en todas las dimensiones de la vida humana.
Resalta algunas de las tensiones inherentes a la vida de las Universidades, por ejemplo: entre excelencia académica y formación integral de las personas; entre estar a la altura de los tiempos en infraestructura, tecnología… y ofrecer educación de calidad sin ninguna discriminación social.
La invitación que nos hace es, discernir en común la contribución específica de las instituciones de educación universitaria bajo la responsabilidad de la Compañía de Jesús. Con lo cual se busca responder a la pregunta sobre ¿Qué es lo propio que ofrecen nuestras instituciones; qué es aquello “especial” o “único” que las caracteriza en su modo de insertarse en este momento presente en la construcción del futuro deseado? Formulada de otra manera sería: ¿Qué puede motivar a una persona o una familia la escogencia de estudiar, enseñar, investigar o trabajar en una Universidad miembro de la Asociación (IAJU)?
La ponencia abarca los siguientes temas, muy iluminadores y orientadores de nuestra misión de fortalecer nuestra identidad institucional:
- Preparar el futuro exige discernir el presente
- Personas con una vida plena de sentido
- Sembrar en suelo sediento
- Desde la experiencia de la intergeneracionalidad y la interculturalidad
- Universidad, política, ciudadanía global, reconciliación y paz
- Con y para los demás
Citando algunos textos de la ponencia, el P. General nos hace una invitación a discernir, que implica aceptar desafíos que nos asustan. Supone arriesgar, correr riesgos; por lo tanto, implica abrirse a la novedad. Esta novedad se distingue de la innovación fruto de la investigación científica o progreso tecnológico. Supone “soltar las riendas” para ser llevados hacia donde no sabemos. Discernir requiere conducir conscientemente el complejo proceso de cambiar el enfoque y los métodos en la toma de decisiones.
Ese discernimiento al cuál nos invita el P. General implica la propuesta de Universidades que contribuyen a dar sentido pleno a la vida humana incluyendo necesariamente la dimensión política, que es a través de ella que se da sentido a la vida social. Indica que la formación integral de personas, desde la identidad en la que se fundan nuestras instituciones universitarias, lleva a desarrollar la dimensión ciudadana de cada persona, de las comunidades universitarias y sus instituciones que supone un consistente compromiso con el Bien Común. Vale la pena leer detenidamente el documento completo, reflexionarlo y compartirlo con los equipos de colaboradores y docentes en todo el Sistema Universitario Landivariano.
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Muy interesante