El tercer viernes de cuaresma nos invita a reflexionar sobre los tiempos difíciles y el amor de Dios hacia el prójimo. Todos hemos vivido una experiencia ineludible, ya se dé mayor o menor alcance, una pérdida muy dolorosa, una discusión en casa, una decepción amorosa, enfermedades y situaciones económicas, personales, familiares, entre otras que nos llena de emociones negativas. Sin embargo, no hay que olvidarse de Dios, quien, a través de su amor, será la guía y el camino hacia la solución.
Dios nos hace saber de muchas maneras que nos ama, que nunca se olvida de nosotros, pues nos lleva escritos en su mano para tenernos siempre a la vista (Isaías 49, 15-17).
Muchas veces la dificultad nos ciega; y no somos capaces de ver la mano de Dios en momentos críticos. Él está con nosotros siempre y promete nunca dejarnos, encontramos su presencia en el sol que alumbra las mañanas, el aire que respiramos, el abrazo fraterno que recibimos de un amigo o familiar, en la oración y cada una de las acciones que, encontramos en el amor de Dios.
¿Y tú donde has encontrado la presencia de Dios?
Busca un momento de oración personal para meditar o contemplar la Palabra de Dios en la guía del tercer viernes cuaresmal:
