María Nitsch Velásquez
Coordinadora académica -Profesorado y Licenciatura en Educación Inicial y Preprimaria – Departamento de Educación
¿Cuándo es el mejor momento para estas tres actividades? Los expertos afirman que es en la primera infancia y, es ese periodo entre el momento del nacimiento y más o menos los 8 años.
La neurociencia afirma que, durante este tiempo, el cerebro cambia más que durante otra época de la vida: crece, se desarrolla, y tiene periodos sensibles para ciertos aprendizajes de los que se derivarán los que sucedan a los largo de la vida.
Aunque cabe mencionar, que no todo es producto del desarrollo físico, psíquico, emocional e intelectual del individuo. También, intervienen las experiencias y la interacción con el ambiente. La relación entre estos dos factores, permitirán o no, el aprendizaje, las habilidades sociales, emocionales, cognitivas, sensoperceptivas y motoras que darán paso a toda una vida.
Es por ello que esta etapa es tan importante y valiosa. Ante esto, la UNICEF (2021), afirma que la repercusión en el resto de la vida tiene relación con el desarrollo cerebral, la salud, la felicidad, la capacidad de aprender en la escuela, el bienestar y cuánto ingreso económico podrá alcanzar durante su vida adulta.
Durante estos primeros años, aprendemos a relacionarnos con otras personas (relaciones afectivas); desarrollamos habilidades comunicativas (palabras, gestos y ademanes) y psicomotoras (motricidad fina y gruesa; lenguaje); aprendemos las bases de valores como el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la empatía y la determinación, entre otros. También se afirma la independencia y autonomía del ser, así como la autoimagen y la percepción del mundo y las personas que nos rodean.
En otras palabras, lo que cada niño recibe en la infancia, es lo que le convertirá, o no, en un adolescente y adulto sano y con capacidad para interactuar socialmente. Por esto, en la familia y la escuela, así como a través de políticas de Estado, es imprescindible cuidar y proteger a los niños y niñas de estas edades.
El mejor tiempo, aunque no el único, para comer, amar y jugar, es la primera infancia. Así, perfeccionamos la arquitectura del cerebro, diseñamos el comportamiento humano, y la disposición para aprender; pero sobre todo, contribuimos a una sociedad más justa, libre y con ciudadanos capaces, responsables, participativos y felices.
Bibliografía
Americanos), O. (. (2010). Primera infancia: una mirada desde la neuroeducación . Perú: OEA / Cerebrum.
UNESCO. (18 de febrero de 2021). UNESCO. Obtenido de https://es.unesco.org/themes/atencion-educacion-primera-infancia
UNICEF. (18 de febrero de 2021). UNICEF para cada niño. Obtenido de https://www.unicef.org/es/la-primera-infancia-importa
Considero que es muy importante el ambiente adecuado que le brindemos al niño en esta etapa de la primera infancia , ya que en un ambiente correcto el cerebro tendrá más capacidad exponencial de crecimiento y de adquirir ciertas habilidades y conocimientos así como de mejorar sus relaciones afectivas.
Para promover el desarrollo infantil temprano, que los cerebros de los niños y niñas alcancen su pleno potencial en sus primeros años de vida, lo que necesita el cerebro del niño para desarrollarse plenamente.
Sabemos que el cerebro necesita comida, necesita protección y estimulación, lo que nosotros llamamos comer, jugar y amar. La nutrición alimenta el cerebro, la estimulación activa todas esas conexiones y el amor lo protege del estrés tóxico.