Estamos en tiempo de Pascua, que es un tiempo litúrgico de símbolos muy significativos, entre los que destaca el cirio y la luz, la alegría y esperanza, la paz y reconciliación. La semana pasada, el P. General de los jesuitas Arturo Sosa, S.J., nos hacía una invitación profunda a encender una vela por la justicia, la reconciliación y la paz; en el lugar más adecuado: nuestra casa, la capilla, nuestro espacio personal, en un espacio específico. Y por qué por la justicia, la reconciliación y la paz, porque probablemente sea lo que más estemos necesitando en este momento a nivel mundial, latinoamericano y específicamente en Guatemala. Con la luz que encenderemos en esa vela, estaremos colocando los diversos riesgos que hacen que se quiebre la vida humana y planetaria.
Es una luz para ver, para ver mejor, para iluminar nuestra mirada, para reorientar nuestro sentido de vida; la luz como un gesto de esperanza y de protesta nos decía el P. General, la luz que ayude a expresar el deseo de que brille la verdad.
Y por otra parte, esa luz, es la luz de Cristo muerto y resucitado, es la luz de Jesús que vive en medio de nuestros corazones e interior. Es la luz que ha estado, está y estará siempre para desmentir la oscuridad, para que brote la claridad, el amanecer, la consolación, la ilusión, la esperanza para cada uno-a en el sistema universitario landivariano: directivos, administrativos, colaboradores, docentes y estudiantes.
Ahora bien, también es un tiempo de revisión, porque como nos dice el jesuita Javier Melloni “nuestras imágenes de Dios todavía son muy inmaduras. Enojarse con Dios o esperar que nos salve es no creer todavía en lo que somos. Todavía nos asusta creer que somos Él bajo la forma de nosotros. Él no nos puede substituir porque para eso nos ha creado: para que seamos Él siendo nosotros. Creándonos nos ha hecho co-creadores. No se trata de que nos saque del desierto ni del dolor, sino de que convirtamos el desierto en vergel y el dolor en camino”.
El tejido social está, si no roto totalmente, está muy dañado y está requiriendo de mucha reconciliación; claro ejemplo de ello es la guerra sin sentido que estamos viviendo; pero también las familias, los hogares, las instituciones estamos necesitando de mayor reconciliación, de encuentro, de perdón.
Y sólo de esa forma podremos comprender el sentido profundo de los varios mensajes que el resucitado irá mostrando en cada una de sus apariciones en este tiempo pascual, cuando al partir el pan o al encontrarse con cada uno de sus discípulos y amigos les irá diciendo y a nosotros-as también “la paz esté con ustedes”.
Encender una veladora esa una muestra de la paz con la injusticia
Ensender una veladora es una muestra de paz y tolerancia con las demás personas del mundo