Texto paralelo de Virgilio Josué Cuxil Morales
Universidad Rafael Landívar Sede de La Antigua Guatemala
Tema 5. Diplomado en Liderazgo Ignaciano V cohorte
Noviembre de 2021
El presente texto intenta ser un diálogo con el artículo del P. José María Guibert Ucín, SJ. “Decálogo para la sostenibilidad de una obra apostólica”, artículo que salió a la luz en diciembre de 2015 en la revista Padres y Maestros, no. 384 intentando exponer diez componentes que parten de una mirada y lectura del P. José María a las conocidas Constituciones de la Compañía de Jesús. En concreto, se centra en el último apartado de dichas Constituciones, la décima parte para ser exacta,considerado el apartado que mira el futuro de la obra empleando una expresión de la época con la referencia a “conservación”, algo que hoy se dirá como “sostenibilidad” de la obra y de la misión, por consiguiente. “De cómo se conservará y augmentará todo este cuerpo en su buen ser”.[1]
Al ser un decálogo comprendemos que se basa en diez postulados que intentan ser referentes claves para la conducción y garantía del espíritu de la obra para la cual fue concebida. Por consiguiente, tres de los primeros postulados del decálogo se centran en una noción conceptual como punto de partida, lo que en un orden jerárquico prima y sobre los que los otros componentes pueden entrelazarse y estar en íntima consonancia. Los siguientes siete postulados están comprendidos como “ayudas” que la institución comporta y a la que es tarea del líder de esta época poder enriquecerlas, alimentarlas y producirlas para garantizar dicha sostenibilidad que representa la consecución de la misión en la actualidad.
Consejos
- Esperanza
El P. Guibert cita un extracto del escrito de san Ignacio cuya referencia dice: “es menester en él [Dios] solo poner la esperanza de que él haya de conservar y llevar adelante lo que se dignó comenzar”. Tratándose de un consejo y el primero de todos podríamos decir que se hace un énfasis en el punto de partida de todo prospecto de la Compañía de Jesús. Puede resultar un desafío en varios aspectos, por un lado, si bien es cierto que nuestras solas fuerzas no son suficientes, sí que representan un punto importante en la construcción de la misión en y para el mundo. Por otro lado, aunque resulte paradójico para nosotros, si esta obra es el fruto del Espíritu ella misma le dará continuidad con o sin nosotros de modo que no radica solamente en un sujeto o persona el futuro de lo que la misión es y representa todavía para nuestra época. La esperanza es condición de vida y también desafío al acomodamiento, la falta de creatividad o compromiso. Pero al final del día no solo depende de nuestro trabajo sino del Espíritu que se seguirá infundiendo mientras así se vea necesario para la humanidad esta misión.
- Interioridad
Como segundo consejo el P. Guibert hace alusión a lo que san Ignacio consideraba importante para la conservación – sostenibilidad del futuro de la obra. Y se refiere a la oración como condición y actitud de vida. Aunque para la época estaba referido a un contexto de religiosos y sus modos de proceder, no dista de una lectura actual al hacer relación con el cultivo del ser interior. El cultivo de la persona parte de sus motivaciones y su capacidad de hacer sostenible una condición ética, y porque no decirlo, una condición al mismo tiempo espiritual que proyecte un sentido positivo y constructivo capaz de generar cambios y transformaciones a partir de este cultivo interior.
- Competencias
El tercer consejo parte de lo que se denominaría como el “ser exterior”. Dicho asunto tiene que ver con los frutos que el “ser interior” produce. No como un acto egoísta sino como un acto que resulta de la preocupación y el sentido de pertenencia con un mundo necesitado de respuestas trascendentes. En las Constituciones este consejo se enmarca en lo que san Ignacio consideraba como la formación intelectual o académica de los miembros de la Compañía. En la actualidad podríamos decir que la formación en la persona es un acto de trascendencia y de transformación en cuanto sus frutos se puedan aprovechar de quienes conforman esta obra. No se puede aspirar a un “Magis” si no existen las condiciones en la persona para producirlas. Y no se trata solo de formación intelectual y teórica, sino de formación interior que permita ofrecer una propuesta y alternativa diferente a las demás. Eh ahí una de las características del liderazgo ignaciano hoy.
Para conocer la segunda parte de la nota, puede dar clic en el siguiente enlace: Un modo ignaciano de “conservar en su buen ser” una obra apostólica de la Compañía de Jesús, hoy.
[1] Cons 10:812